Fué un pintor y grabador español. Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo. En todas estas facetas desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone, asimismo, el comienzo de la Pintura contemporánea, y se considera precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX.
Tras un lento aprendizaje en su tierra natal, en el ámbito estilístico del barroco tardío y las estampas devotas, viaja a Italia en 1770, donde traba contacto con el incipiente neoclasicismo, que adopta cuando marcha a Madrid a mediados de esa década, junto con un pintoresquismo costumbrista rococó derivado de su nuevo trabajo como pintor de cartones para los tapices de la manufactura real de Santa Bárbara. El magisterio en esta actividad y en otras relacionadas con la pintura de corte lo imponía Mengs, y el pintor español más reputado era Francisco Bayeu, que fue cuñado de Goya.
Una grave enfermedad que le aqueja en 1793 le lleva a acercarse a una pintura más creativa y original, que expresa temáticas menos amables que los modelos que había pintado para la decoración de los palacios reales. Una serie de cuadritos en hojalata, a los que él mismo denomina de capricho e invención, inician la fase madura de la obra del artista y la transición hacia la estética romántica.
Obras de goya
´Saturno devorando a uno de sus hijos´
También llamado Saturno, es obra fundamental para comprender el conjunto de sus pinturas negras (1820 - 1823). Goya representa un tema conocido en la historia de la pintura y el grabado, uno de los tópicos de las culturas oriental y occidental. Saturno, Cronos, el Tiempo, es figura mitológica que aparece en la Teogonía de Hesíodo: hijo de Gea, la Tierra, castró a Urano, su padre, con una guadaña que le había proporcionado la madre, y de la sangre que manó de la herida, fecundando la tierra, nacieron las Erinias o Furias, los Gigantes y las Ninfas. Posteriormente, Saturno, casado con su hermana Rea, devora a sus hijos e hijas a medida que nacen, si bien la madre impide que devore al último, Zeus, que, en la edad adulta, logrará que Saturno vomite a los hermanos devorados y emprenderá una victoriosa guerra contra él. Saturno pasa a la historia de los mitos como la divinidad del tiempo y la muerte, de la vejez y la melancolía, de lo seco, divinidad propia de la guerra, el hambre y las catástrofes.
´La Duquesa de Alba´
En cuanto a los retratos femeninos, conviene comentar los relacionados con la Duquesa de Alba. Desde 1794 acude al palacio de los duques de Alba en Madrid para hacer el retrato de ambos. Pinta también algunos cuadros de gabinete con escenas de su vida cotidiana, como La Duquesa de Alba y la Beata y, tras la muerte del duque en 1795, incluso pasará largas temporadas con la reciente viuda en su finca de Sanlúcar de Barrameda en los años 1796 y 1797.
´ Detalle de los frescos de la ermita de San Antonio de la Florida.´
Retrato de la Reina María Luisa
Retrato de la reina María Luisa. Óleo sobre lienzo. De más de medio cuerpo, sentada, de tres cuartos a la izquierda, con vestido bordado en plata azul muy oscuro, con gran rebocillo, cuello y bocamangas de encaje. Tocada con gran sombrero de encaje y plumas: lleva la banda de su Orden y tras de sí, a la derecha, sobre manto, la corona real. Dimensiones: 1120 por 810 mm. OBSERVACIONES: Forrado y restaurado. Foto Gudiol 15.635. (CAMPS CAZORLA, Emilio 1949-1950) . |
La muerte de san Francisco Javier |
Este cuadro, a través de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis, fue adquirido para el Museo a Manuela Lucientes, descendiente de un hermano de la madre de Goya, en 1927 y formó parte de la obra expuesta en las salas del mismo con motivo del centenario de la muerte de Goya, en 1928. Se incorporó a las colecciones bajo el título Invención del cuerpo de Santiago Apóstol, identificación que se mantiene en los catálogos del museo hasta 1975. La confusión iconográfica no tiene demasiada justificación, a no ser por la presencia de los atributos de peregrino y la alusión a las costas del Finisterre gallego.
El coloso
Un directo a la mandíbula de El Coloso, hasta ahora obra de Goya, y el gigante ya se tambalea. El Museo del Prado publicó ayer en su página web, después de más de un año de espera sobre sus primeros planes, el estudio de Manuela Mena que refuta la autoría del Sordo de Fuendetodos para el célebre lienzo. El combate entra en el último asalto, porque la pinacoteca cambiará próximamente la cartela que luce el cuadro como obra de Goya por otra de «seguidor de Goya». El cuadro no cambiará de sala de momento, aunque se adornará con paneles informativos.
Maja vestida
No se trata de un tipo de "maja" popular en términos típicos, si se comparan atuendo y figura con las de las protagonistas de tantos cartones de tapicería; no obstante, tampoco hay una visión distinguida acorde con los cánones de la época, ya que el ropaje está a mitad de camino entre la indumentaria de las "damas principales" y el atuendo de las clases menos atendidas por la fortuna, aunque con una dignidad de porte sumamente especial.
El quitasol
En la cuenta que presentó Goya a la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, fechada el mismo día de la entrega, pedía por El quitasol mil quinientos reales de vellón e indicaba: "representa una muchacha sentada en un ribazo, con un perrillo en el alda, a su lado un muchacho en pie aciendole sonbra con un quitasol".
Escena de brujas
Aunque pueda resultar extraño, esta escena fue pintada por Goya para decorar una de las salas de la finca El Capricho, propiedad de los Duques de Osuna, situada en las afueras de Madrid. El maestro nos muestra un grupo de brujas vestidas de negro y encapuchadas, con lechuzas sobre sus cabezas y figurillas en las manos, que podían ser pequeños exvotos de cera empleados en las actividades de magia. En primer plano vemos a un hombre vestido con una túnica blanca que se arrodilla ante el extraño grupo presidido por una figura de amplia túnica amarilla que podía ser la bruja neófita. El fondo tenebroso y la luz lunar refuerzan el carácter tétrico de la escena, en la que aparece una figura que desciende del cielo que resulta muy difícil de identificar. Goya ha empleado una pincelada rápida, aplicando el color a base de manchas, anticipándose a sus Pinturas Negras.
¿Por qué?
La lechera de Burdeos
Este singular cuadro fue heredado de Goya por Leocadia Zorrilla, la última mujer en la vida del autor, quien lo vendió a Juan Bautista Muguiro, amigo del artista en Burdeos. Existe la documentación que prueba la transacción en la que aquélla propone la venta al arriba mencionado por el precio que había indicado el «difunto»: «no menos de una onza» (la carta se encuentra en el archivo del conde de Casal, en Madrid). Fue legado al Museo del Prado por el sobrino nieto de Muguiro, Fermín de Muguiro y Beruete, III conde de Muguiro, recibiéndose en la pinacoteca en 1945.
Es un vibrante lienzo en el que Goya, siempre deseoso de aprender nuevas técnicas y avanzar enel camino de la pintura pura, se expresa con total libertad, lucidez y optimismo. Los tonos grises y verdosos dominan armónicamente conjuntados, la pincelada es corta y aparece la yuxtaposición de toques de color, tal y como bastantes años después harían los impresionistas, de cuyos hallazgos es una clara anticipación. El final de la carrera de Goya muestra piezas tan sorprendentes como ésta; semeja la actitud del maestro una reconciliación con la vida, una nueva juventud. El aura de serena delicadeza que parece envolver al personaje habla del remansamiento del artista en Burdeos y de los ímpetus creativos, por entonces joviales y decididos, que relatan sus biógrafos. De nuevo luz y color, en plenitud vivificadora, han servido al genio para lograr una de sus obras maestras.
La muchacha semeja ir sobre una montura y tanto la composición de conjunto como la inclinación del cuerpo sugieren cierto grado de dinamismo de acuerdo con la probable concepción de una figura que marcha mediante un movimiento pausado.
--------------------------------------------------------------------------------------------
ESTUDIOS DE LA ÉPOCA A TRAVÉS DE FRAGMENTOS
OBRAS LITERARIAS:
La vida de Goya abarca un amplio espacio de la vida española, un espacio muy importante y trascendental en sí mismo y en sus posteriores consecuencias.
Francisco de Goya fue un hombre situado entre dos épocas fundamentalmente: la etapa optimista de la Ilustración, que concluye con el reinado de Carlos IV, y el periodo de invasiones y luchas partidarias que se inicia en nuestro país a principios del S. XIX.
Durante su primera época reinaba Carlos III, monarca ilustrado que apoyó el liberalismo y trató de modernizar la sociedad española. Así, Goya se dedicó mayoritariamente a pintar escenas cotidianas de la vida del pueblo en las que se reflejaba su optimismo y retratos de ministros importantes como el Conde de Aranda, Gaspar M. De Jovellanos o el Conde de Floridablanca entre otros.
En 1788 subió al trono Carlos IV, cuyo valido fue Godoy. Este fue un monarca absolutista y a los pocos meses de subir al trono estalló la Revolución Francesa. Así, Carlos IV cerró las fronteras de España para que no se contagiasen las ideas francesas. Godoy firmó el tratado de Fontainebleau, que permitió la invasión francesa de la península. El descontento popular supuso que se llevase a cabo una resistencia nacionalista y finalizó con la subida al trono de Fernando VII tras el motín de Aranjuez. Este, a su vez, abdicó en favor de Jose I, hermano de Napoleón. Durante esta época Goya trabajó en la Corte de Carlos IV, donde pintó numerosos retratos de la familia real. Además siguió con sus temas costumbristas entre los que destacan los "Caprichos".
Durante la tercera etapa de Goya se llevó a cabo la Guerra de la Independencia en España, lo que dio lugar a la pintura dramática de Goya, que dejó de ser descriptiva. En 1814 se produjo el desastre francés y por lo tanto la deposición de Jose I.
Tras la invasión francesa regresó al trono Fernando VII, pero el rey que anteriormente había sido un monarca ilustrado se convierte ahora en un rey absolutista como consecuencia de la Restauración del Antiguo Régimen en Europa. Los temas que interpreta ahora Goya son en su mayoría históricos.
El Modernismo es el movimiento artístico que acompañó el auge económico de casi todas las ciudades españolas de finales del S. XIX y que en todas las regiones como en Cataluña adquirió unos tintes originales y propios. En este contexto resulta imprescindible hablar de Barcelona ciudad en expansión gracias al derrumbamiento en 1854 de la antigua muralla que rodeaba la ciudad. No hay que olvidar el papel de esta nueva clase emergente, la burguesía que aprovechó el modernismo en todas sus facetas para crearse una imagen, lo que propició una eclosión de las actividades creativas. En 1900, España tenía 19 millones de habitantes, de los cuales 12 eran analfabetos.
Ya desde el 1800, en pequeños grupos de intelectuales, crecieron críticas contra el gobierno de la Restauración. Es una época, en la que abundan las denuncias al sistema de turno de partidos viciado por el caciquismo, a los desequilibrios sociales y a la ineficacia y corrupción del poder. El modernismo, es conocido a la vez como generación del 98. Generación que ciertos intelectuales identificaron con decadencia, pesimismo, y anhelos de regeneracionistas.
Movimiento consecuencia de la Revolución Industrial y de los avances derivados de ella, desarrolla nuevos conceptos basados en la naturaleza, buscando la identidad de lo urbano y lo moderno. Durante el último tercio del siglo XIX se asistió al resurgimiento del catalanismo político, articulado en torno a la reivindicación de la soberanía perdida en el siglo XVIII. En 1932 se consiguió el Estatuto de Autonomía y la instauración de la Generalitat republicana. Durante el siglo XIX y hasta el final de la Guerra Civil la literatura catalana salió de su postergación secular y empezó un largo camino de recuperación.
Incorporación de algún documento audioivisual sobre la época o sobre goya